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El mayor desafío

 

¿Qué significa maternar a un niño? Significa dar prioridad a las necesidades básicas de la criatura por sobre las propias. ¿Por qué nos resulta tan difícil? Porque cuando nosotras hemos sido niñas, no hemos sido colmadas en la medida de nuestras expectativas. Hoy que hemos devenido adultas, en parte anhelamos auto satisfacernos, nutrirnos y cuidarnos para compensar aquel vacío original. Así se establece una “lucha” entre el deseo del niño real y el deseo de la niña que habita en nuestro interior.  Resulta que ése será el principal desafío: el de reconocer

la infancia real que hemos experimentado. Especialmente la distancia que hay entre aquello que nos aconteció (el nivel de desamparo, soledad, violencia, engaños, castigos o incomprensión al que hemos estado sometidas) y aquello que creemos recordar. Si no tenemos un panorama claro sobre las experiencias de nuestra niñez, difícilmente podamos comprender aquello que el niño reclama hoy.

¿Sirve evocar la propia infancia cuando tenemos hijos? Más que nunca. Porque no podremos comprender, percibir ni compadecer a un hijo; si antes no hemos retomado el contacto íntimo con la niña que hemos sido.

 

Laura Gutman