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Algunas consecuencias del desamor

Para nuestra psique cuando fuimos niños, ha sido devastadora la distancia entre el discurso engañado materno y la realidad porque nos ha arrojado a un universo sin reglas claras, confuso e inabordable. Nuestra mejor reacción posterior ha sido distorsionar nuestra percepción de la realidad para sobrevivir a un entorno hostil.

Una de las consecuencias por haber crecido en un escenario desordenado será que no confiaremos en nuestros propios criterios por lo tanto estaremos sometidos a las decisiones del otro. Lo peor es que el pensamiento, la creencia, la ideología, el sistema moral psicológico, médico o religioso del otro no lo pasaremos por nuestro propio tamiz porque lo consideraremos inapropiado. Además no contaremos con referentes internos para decidir si algo que el entorno nos propone, nos calza en nuestra justa medida. Creo que esta es la base del sometimiento de los pueblos hacia los dirigentes del arco ideológico o político que sean: la falta de criterio propio que fue desactivada desde el inicio de nuestra vida por el corte fusional de nuestra madre que a su vez desaprobó e inhabilitó cualquier sentimiento, percepción o vivencia pura que hayamos manifestado.

Así es que muchos individuos -perdidos de nosotros mismos- buscaremos órdenes internos falsos: los búnkers. Luego -creyendo que sólo contamos son ese único ámbito de seguridad- nos dedicaremos a defenderlo con uñas y dientes. Lo que no sabemos es que todo esto lo hemos montado sobre un cúmulo de falsedades. Es falso que precisamos un búnker, es falso que hay algo para defender. En esta férrea defensa de ideas engañosas, agotamos los mejores recursos emocionales y espirituales. Es preciso que contemplemos estas dinámicas tanto en las vidas particulares como en las colectivas.

La energía, el tiempo, las preocupaciones y la fuerza que malgastamos en defendernos del miedo por no haber sido amparados cuando fuimos niños, es el verdadero desastre ecológico de nuestra civilización. En tiempos de internet podemos acceder a todo tipo de información por lo tanto creo que es el momento de revisar por qué -a pesar de tantas y tan buenas propuestas espirituales- las personas aún estamos encadenadas a nuestras imposibilidades. Estoy segura que no basta con la voluntad. Precisamos alcanzar un estado de conciencia y esa conciencia, esa mirada limpia la obtendremos si logramos mirar con ojos bien abiertos lo que hay: La realidad completa sin dejar tramos enteros por fuera de nuestro abanico de visión.

En este sentido la biografía humana tiene un propósito mayor: que cada individuo pueda conectar con su propia esencia, esa que estaba a la vista en el momento mismo de nacer pero que nadie pudo percibir, alentar ni acompañar para su máximo despliegue y que quedó enmascarada bajo nuestro personaje. Si pudiéramos darnos cuenta que –antes que nada- debemos conocernos y comprendernos, luego nos sentiríamos responsables de las decisiones que tomamos, las que sean. Quiero creer que si reconocemos nuestra inmadurez –que es fruto de no haber vivido la infancia cuando correspondía, es decir cuando fuimos niños-  podremos convertirnos en adultos maduros. Maduro es quien no está apegado a nada, quien no tiene miedo, quien sabe que lo único que hay en esta vida es amor. Amor al prójimo.

Laura Gutman