Tenemos la sensación de que el odio, la confrontación y la competencia aparecen constantemente en el ámbito humano. Sin embargo, no son intrínsecos a lo humano. Podemos observar dos modelos básicos de sociedad: Un modelo dominador, en el cual funciona la jerarquización de una parte de la población sobre otra parte. Y otro modelo solidario, en el cual la diversidad no se interpreta como superioridad o inferioridad de condiciones.
¿Cómo salir de la lógica del Patriarcado? Es muy difícil lograr modos de convivencia dentro del respeto mutuo y la colaboración, si vivimos inmersos en sistemas de competencia. Para ello tendríamos que saber conversar sin defender verdades absolutas ya que -por simple que parezca- todos dependemos de la cooperación, no de la competencia.
Es interesante saber que hay una historia anterior al Patriarcado. No es una historia basada en las luchas, sino en la solidaridad. Se conocen algunas pocas culturas pre-patriarcales, que se desarrollaron entre siete mil y cuatro mil años antes de Jesucristo. No se han encontrado vestigios ni señales de guerras. Los lugares de culto albergan figuras femeninas, no hay diferencias entre las tumbas de los hombres y las de las mujeres, no hay signos de diferencias jerárquicas. Parecen culturas centradas en la armonía entre el mundo animal y vegetal. ¿Cómo habrá sido vivir en un mundo de colaboración donde el placer consistía en participar de una empresa en común? ¿Cómo habrá sido vivir en armonía con la naturaleza, en lugar de pretender dominarla?
Hoy no lo podemos siquiera imaginar. Sin embargo, la solidaridad nos hace humanos.
Laura Gutman