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Ser madre después de los 40

 

Las mujeres podemos concebir y engendrar hijos mientras nuestro ciclo de ovulación y sangrado exista. Así de simple. No hay contraindicaciones ni peligros ni riesgos ni daños.

Las edades ideales para engendrar hijos varía según las culturas, las religiones, las zonas geográficas y los momentos históricos. De ninguna manera podemos concluir que hay edades mejores que otras para tener hijos y mucho menos determinar que hay edades que conllevan peligros para la salud de madres y niños.

Históricamente no se discutía sobre edades ni circunstancias, sino que sencillamente la mayoría de las mujeres concebíamos entre los 14 y los 20 años. Sin embargo a ojos de nuestra moderna sociedad occidental, esa franja de edad la ponemos hoy en un lugar de riesgosa maternidad adolescente.

La mayoría de las mujeres modernas hemos decidido cambiar el rumbo trazado por nuestras madres y abuelas. Incluso ellas mismas nos han apoyado para abandonar la esclavitud del hogar y la dependencia económica de los varones, incitándonos a estudiar, trabajar, buscar nuestros propios caminos y hacer uso de la autonomía y la libertad. Desde la movida del 68 en Francia principalmente, los hippies en EEUU, el movimiento feminista en toda Europa y las pastillas anticonceptivas, las mujeres hemos dado un salto cuántico con relación a nuestras antepasadas: efectivamente, casi todas estudiamos, casi todas tenemos intereses personales cuyo despliegue lo experimentamos entre los 20 y los 30 años. Damos prioridad a nuestro viaje personal y así van transcurriendo los años entre los 30 y los 40.

Entonces sí, al filo de nuestro reloj biológico que indica que todo ciclo tiene un fin, aparece a veces por primera vez una vibración sobre algo que tal vez hubiéramos deseado si hubiésemos prestado atención en ello, y ese algo se asemeja a la vaga idea de la maternidad.

En muchos casos, al filo de los 40 años hemos conformado una pareja efectivamente elegida, con experienciay  acuerdos bien establecidos. A veces el reloj biológico sonó más fuerte y nos despertó. La cuestión es que queremos ser madres, tenemos más de 40 años, incluso tenemos más de 45. ¿Cuál es el problema? Ninguno. Salvo la ola de prejuicios, temores y fantasías que van a surgir por doquier desde el entorno y también desde las propias concepciones erróneas e infantiles de creer que “hay algo que está mal”. Los supuestos riesgos están basados en la nada misma. Es importante aclararlo porque no hay peligros. Mientras nuestro cuerpo ovule y conciba un embrión, significa que estamos preparadas para llevar a cabo un embarazo en perfecta salud. Lamentablemente circulan muchos prejuicios respecto al parto “patológico” de las mujeres maduras. Nada tan alejado de la realidad. Que hoy, la ignorancia colectiva nos someta a las mujeres mayores a la práctica de cesáreas por el solo hecho de tener más de 40 años, es una aberración sin justificación alguna. Muy por el contrario, las matronas experimentadas que tienen por costumbre evaluar primero y decidir después, suelen decir que los partos de las mujeres maduras suelen ser más fáciles. ¿Por qué? Porque los músculos, así como se ablandan por fuera, también se ablandan por dentro. Los órganos internos sufren los mismos procesos de pérdida de tonicidad que los órganos externos, como la piel. Y para el pasaje del bebé por el canal de parto, nada mejor que encontrarse con un canal más blando, menos tonificado, más abierto y con menos resistencia. Contrariamente a lo que se cree banalmente, los partos de las mujeres maduras suelen ser más fáciles y sin complicaciones, siempre y cuando nuestros prejuicios no actúen en detrimento de las evidencias y el sentido común.

Laura Gutman